La experiencia contemplativa en la mística, la filosofía y el arte

Olga Fajardo (ed.): La experiencia contemplativa (Kairos, 2017)

Olga Fajardo compagina su labor docente con el estudio y la práctica de distintas técnicas de meditación como camino de cultivo hacia la interioridad.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de experiencia contemplativa? ¿Podemos definirla o tan solo podemos acercamos a ella desde los límites y las paradojas del lenguaje? ¿Sabemos distinguir entre contemplación y meditación? ¿Es la experiencia de Unidad la que nos abre al asombro, desvelando y revelándonos el legado de las fuentes de sabiduría?


Este libro es una invitación a abrazar la diversidad desde donde aproximarnos a estas y otras preguntas. Porque, más allá de la experiencia, sea esta inducida o espontánea, su cultivo consciente nos lleva hacia la dimensión contemplativa del ser humano; ser en plenitud desde un compromiso ético y espiritual.

Once expertos nos invitan a adentrarnos en estos temas, con rigor y pasión, desde la riqueza de la multiplicidad de lenguajes y experiencias. Sus textos nos acercarán al legado espiritual transcultural a través de tres vías del saber profunda y esencialmente humanas: la mística, la filosofía y el arte.

Han contribuido en esta publicación a cargo de Olga Fajardo once autores especialistas, algunos ya conocidos por Monvir como Javier Melloni, Teresa Guardans y Pablo d´Ors. Entre otros: Mónica Cavallé, Vicente Merlo, Halil Bárcena, Raimon Arola, Oriol Texidor, Blanca de la Vega y Jaime R. Pombo.

La primera aportación de la edición la hace Melloni que en sus 26 páginas nos introduce al tema con finas e interesantes distinciones relacionadas con el tema: nos habla de las vías de acceso a la dimensión contemplativa del ser humano. Melloni es jesuita y doctor en teología, especialista en mística comparada y diálogo interreligioso. Es del consejo académico del Máster en Espiritualidad Transcultural. Autor y coautor de diversos libros: Dios sin Dios, Sed de Ser, El Cristo interior, Hacia un tiempo de síntesis, El deseo esencial, Los caminos del corazón. Una aproximación a la Filocalia.

La contemplación, dice, remite a aquella actividad-estado que tiene que ver con la apertura a la manifestación de lo sagrado. “En el campo de la contemplación conviene distinguir grados y calidades, porque no todo lo podemos llamar igual. No hay que confundir, por ejemplo, concentración con contemplación. La concentración consiste en una absorción de la atención sobre un objeto externo o interno, pero aún se trata de una relación parcial, únicamente mental, que no toma a la totalidad de la persona ni la abre del mismo modo. En la contemplación se da una ampliación de la consciencia, donde lo contemplado, el contemplador y el acto de contemplar se hacen uno.” Continua distinguiendo “En primer lugar hay que distinguir tres palabras cercanas: oración, meditación y contemplación. La oración es un acto interno de recogimiento que se dirige a un Tú trascendente. Orar es el acto de dirigirse al Ser divino con la espera de ser escuchado. La oración es constitutivamente relacional. La meditación en cambio, recorre el camino inverso. Se trata de una interiorización sin un tu. La medicina cuida del cuerpo mientras que la meditación cuida del alma. La contemplación seria el estado avanzado que encontramos en las dos vías anteriores, siendo la oración una actividad propia del corazón y la meditación una actividad de la mente. Cuando en Occidente se habla de meditación nos estamos refiriendo a la reflexión de una idea o de un texto, donde la mente está en plena actividad”

Por otro lado “Tanto en la escucha de las sensaciones internas como externas, la herramienta básica es mindfulness, la atención plena” Y así acaba la aportación del autor “A través de la contemplación el ser humano se eleva por encima del reino de la necesidad, de la competitividad y de la depredación para introducirse en un modo de existencia donde se vive inmerso en el Ser, con la consciencia de que el existir no es una conquista, sino el don permanente que subyace todo lo que es. Sostenerse en este don y vivir desde él es hacia donde aspira todo camino contemplativo y todo aspirante a la contemplación.”

S.G.

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